Escribir en el extranjero 

Jorge Menoni

Ir y quedarse y con quedar partirse/ partir sin alma e ir con alma ajena/
Oír la dulce voz de la sirena/ y no poder del árbol desasirse.
Lope de Vega


A medida que se van perpetuando nuevos medios de comunicación global, paradójicamente me da la sensación opuesta de que escribir, hoy por hoy ,es aferrarse más al papel y al lápiz inicial de nuestra memoria colectiva.
El escritor está siempre en conflicto con su tiempo. Si ahora disponemos de ordenadores, Internet, y una sin fin de gamas de nuevos descubrimientos pareciera que escribir ya no es cuestión del talento sino de la técnica, aunque esa técnica de la que nos valemos no es más que partículas de sílice muerta.
El ordenador no sustituye al poeta así como no lo suprimen ni los diccionarios ni los tratados de retórica, en todo caso lo complementa.

Escribir entonces va más allá del método o la técnica , apunta a la búsqueda de la verdadera música universal del alma, y esa música es visión del mundo, un modo de percibir la realidad como clave de una indagación permanente y total.
Hay ejemplos magníficos de escritores que escribieron en otra lengua diferente y nos dejaron una obra extensa y sumamente valiosa.
Esto no quiere decir que escribir el extranjero sea más fácil, al contrario es más problemático pues conocemos nuestros límites pero desconocemos nuestro alcance ya que en definitiva la literatura es parte de la vida compartida.

Y aquí comienza la dificultad mayor pues ¿cuál es nuestro estimulo guía en un país de adopción?; por supuesto que será nuestra memoria, nuestras vivencias anteriores, los códigos propios del lenguaje inicial, el sabor del pan casero, nuestra primera discusión callejera, el primer disgusto , el lejano amor pasado, resumiendo , una intima manera de sentir el mundo.
No podemos escapar a lo que somos, lo llevamos con nosotros todo el tiempo Entonces: ¿cómo insertar estos estímulos que con el paso del tiempo se van desfigurando u olvidando a los estímulos nuevos que recibimos a diario en otro lenguaje que no tiene la misma armonía pero que aparentemente nos enriquece.
La repuesta parecería muy fácil pero me temo que no es la acertada, comunicarse en otra lengua no se arregla con la traducción pues al traducir estamos creando otra literatura que ya no es ni la propia ni la adoptiva.

Más allá de toda posibilidad o elección de la manera, creo que lo importante de un escritor a tener en cuenta en cualquier sitio y bajo cualquier condicionamiento del habitad, es irremediablemente escribir lo que brota de una manera pura , profunda y transparente en el lenguaje que se le ocurra , esto es la fidelidad a nuestra propia voz, a nuestro particular única mirada del mundo, independiente de las modas o las teorías intelectuales del nuevo mundo virtual.
No hay ningún dogma que pueda responder por nosotros; debemos inventar, apostar, desafiar. No quiero razonar, ni comparar, ni juzgar, ni competir, lo mío es crear, decía William Blake.

El propio sabor del desafío por descubrir es el mejor estimulo para ganarle a la hoja en blanco, o como decía un amigo, la perentoria necesidad de escribirse a uno mismo, luego vendrá la manera de difundirlo o publicarlo. Vivir con el cuerpo en Amsterdam y con el corazón en Uruguay no es fácil para nadie. Crear, no para asegurarse una fama inmortal, sino para integrarse a la vida, tampoco lo es.



Jorge Menoni

Escritor uruguayo residente en Amsterdam desde 1978. Estudió Literatura en La Universidad de Amsterdam. Ha escrito dos libros de poesía publicados en Holanda: El tiempo del Origen y Epilogo de sueño.

Su primera novela El cementerio universal de los vivos se publicó en 1986.

Su segunda novela El cazador de eternidades obtuvo el tercer premio en el concurso Nacional de Literatura de Uruguay, 2002.

Escribió el libro de cuentos El primer día del mundo publicado en la Colección Escritores Salteños, Uruguay 2010.
Escribió la Opera Latinoamericana Carlitos Sur que se representó en Holanda.

Ha escrito cuatro guiones para TV: El regreso de Van Gogh a Arles; Dalí, el misterio sin fin; Paul Bowles, retrato de un escritor y Onetti, el pozo del alma.

Escribió y dirigió la película; Un lugar llamado ilusión y los cortometrajes; El duende del Rio Amstel , El pueblo de la última carta, Una misteriosa ventana y El pozo del alma.

Director de la Revista Amsterdam Sur.