Cuentos

Pablo Garrido

Ahí voy amor

Algo irreal, paranormal está afectando a mi amigo Pedro, cualquiera podría creer que se está chiflando un poco, pero es algo que tiene que ver con el amor. Dice que lo penan, que siente ruidos, que la máquina de lavar ropa se enciende sola y cuando a las tres de la mañana va a ver que pasa, ésta “hija de su madre”, la lavadora, está tranquila, quieta como una máquina quieta, sin enchufar.

Está seguro que algo paranormal ocurre en su casa. Paranormal es la cantidad de cervezas y vino que bebe, a lo mejor, digo yo.

Pedrito me confesó que “yo la quería más que a mi vida y una mañana de crudo invierno se me murió”.

Es ella la que me pena, la que me acompaña, se murió en Chile, un mes después que se fue, de la última noche que pasamos juntos. Suena la música de la Compu, esa que siempre tiene al lado, como el vinito “que no falte”… “yo la quería con toda el alma como se quiere sólo una vez, sólo la muerte arrancar podía ese idilio, es muy grande el dolor que no puedo llorar”, “la quería yo tanto y se fue para no retornar”, pero retornó y toda las noches me da muestras de su presencia.

Pedro sale al balcón, una bella vista de un canal típico de Ámsterdam, divisa un puente, unas bicicletas arrimadas, debajo del puente van pasando dos barquitos con luces encendidas, esa noche no hace frío y el cielo está despejado, las estrellas brillan y Pedro piensa en su amada con el vaso de vino en la mano.

Despierto a veces con ganas de ir al baño y en la oscuridad siento su respiración igual que la última noche que pasamos juntos aquí en esta ciudad antigua y misteriosa, llena de canales que evaporan por la noche, una especie de energía amorosa de tanto amor que hay a su alrededor. Muevo mi mano a la derecha para tocarla porque estoy seguro que está ahí, pero no, ese lado de la cama está vacío, aunque me parece sentir cierta tibieza en las sábanas. Enciendo la luz, me voy al baño, vuelvo y la cama vacía, claro, si ella hoy es un espíritu, ¡que guevón soy!.

Pedrito anda buscando una mujer que sepa de temas paranormales, ¿para qué? le pregunto, para saber donde está, y decirle que nunca la podré olvidar me contesta. “se fue de mi lado esa tarde, sabiendo que nunca había de volver”, “lloré la amarga desventura de haberla tenido y perdido a la vez” “hoy te encuentro en mis sueños pero quiero despierto que tus ojos me miren y tu pecho se agite junto al mío otra vez”. Canta amigo le digo, sigue cantando y la tendrás más cerca, ella está aquí a tu lado, te acompaña, no es un amor que ya se fue, volvió a ti y ya no estás solo, ya no se alejará más….no todo se perdió.

El computador encendido, los altavoces trasmiten una serie de boleros inmortales, Pedrito escucha y bebe “toda una vida, me estaría contigo, no me importa en que forma, ni donde ni como, pero junto a ti, si toda una vida te estaría mimando te estaría cuidando como cuido a mi vida que la vivo para ti” “si toda una vida te estaría mimando”. De repente escucha ruidos en la cocina, son pasos de alguien que ordena y limpia y se queda expectante seguro que oirá su voz. Se sirve otra copa “esta vida es tan corta que no basta para nuestro idilio, por eso yo te pido por favor, espérame en el cielo corazón, espérame que pronto yo iré ahí donde tú estés, para empezar de nuevo y ahí entre nubes de algodón haremos nuestro nido” “nuestro amor es tan grande y tan grande que nunca termina y esta vida es tan corta que no basta para nuestro idilio, por eso yo te pido por favor, me esperes en el cielo corazón”. Le parece escuchar que lo llama desde la cocina, ¡Pedro!, se bebe otro largo trago de ese vino casi negro de tan chileno que es, siente que se ríe, su rostro se enciende con una bella risa, ¡ahí voy amor! no te muevas, le dice y de nuevo el misterio recorre su casa y su alma.

Hoy despedimos a Pedro, dejó esta tierra lejos de la suya, a lo mejor su alma regresa a su Punta Arenas querida. Lo más curioso es que en su despedida se juntaron varias viudas del difunto…el muy bribón, en el más allá y en el más acá siempre hubieron pechos agitados junto al suyo. Con razón lo penaban.



El regate  del capitán

En octubre del año 1973, el Estadio Nacional de Chile estaba trasformado en un campo de concentración. Miles de personas se hacinaban como presos políticos.

Por arte de la represión militar no habían llegado a sus casas miles de personas y sus familiares los buscaban y preguntaban por ellos. Se corría rápidamente la voz que en el Estadio Chile, en las cárceles y en el Estadio Nacional podían estar, a pesar del miedo, había que buscarlos.

Dos conocidos deportistas que dirigían el sindicato profesional de futbolistas estaban desaparecidos… alguien vio como los sacaban de la sede del sindicato y corrió a avisar a un amigo futbolista. Esta información pasó de boca en boca hasta llegar al capitán de la selección chilena de futbol que se preparaba en las clasificaciones para el Mundial de Futbol.

El héroe de esta historia no era un hombre político, sino que tremendamente humanitario y solidario. Esta historia fue conocida en su tiempo, pero muy contada posteriormente cuando ya el olor a pólvora y a botas militares había pasado. Este héroe era en ese tiempo el capitán de la selección chilena y del equipo más popular del país. A la fecha es todavía el máximo goleador de la selección…Era conocido por su regate perfecto, sus pases precisos y sus golpes con ambas piernas, casi siempre goleadores. No se le conocía militancia política, era simplemente un jugador de futbol y amigo de sus amigos.

–Chamaco, el Mario y el Hugo están presos, se los llevaron desde la sede del sindicato, ¿qué podemos hacer?
-¿Sabes dónde los tienen?
-Ni idea, pero habría que hacer algo.
-Bueno, vamos a preguntarle a los milicos. Acompáñame.

Y comenzó la jugada, como tantas en una cancha de futbol, pero esta vez la información como pelota.

Chamaco se junta con Galindo y avanzan pidiendo que los del medio campo y defensa les cuiden la espalda. Se acercan al Edificio Diego Portales donde está la Junta Militar, eluden a dos porteros y se presentan pidiendo audiencia con el Jefe. Los miran extrañados, pero los reconocen.

- Esperen un momento señores.

Al rato los hacen pasar a la oficina de un coronel ayudante del Jefe mayor.

- Hola señores, un gusto de conocerlos, ¿cómo está la preparación para el mundial de futbol, ganamos o no ganamos a los rusos?

- Seguro señor coronel, nosotros daremos todo por la camiseta de la patria.

- ¿Y, a qué se debe esta visita?

- Queremos hablar con el Presidente de la Junta señor coronel, ¿cree Usted que nos podría recibir?

- Pero, ¿de qué se trata? A lo mejor se los puedo solucionar yo. Él está muy ocupado en este momento.

- Bueno, si Usted puede hacerlo… se trata de dos dirigentes de nuestro sindicato de futbolistas que están presos, no sabemos dónde, sólo sabemos que los detuvieron militares y queremos que los suelten, nuestro sindicato no es político sólo nos dedicamos a los problemas de los jugadores, su previsión, etc.

- Entiendo, eso sólo lo puede solucionar él. Esperen aquí, veré que se puede hacer.

A los 30 minutos más o menos regresa a la oficina el coronel acompañado del mismo general jefe de la Junta de Gobierno.

- ¡Chamaco!, un gusto verlo y conocerlo personalmente Señor, yo soy un gran admirador suyo. Lo mismo de Usted Señor Galindo y demás jugadores de la selección y del Colo Colo por supuesto. Me alegro de vuestra visita. El coronel me ha contado lo que les pasa y he venido de inmediato señores… Perdonen que ocupaciones de estado me ocupan todo el tiempo, pero tratándose de Ustedes les ayudaré.

- Gracias Señor Presidente, se trata de…

- Si, si , ya me ha explicado el coronel. Sus amigos peloteros están en el Nacional.  Lo vamos a hacer corto. Aquí tienen una nota firmada por mi para que en el estadio les den todas las facilidades y un pequeño carnet llamado “rompe fila” también firmado por mi, para que las autoridades militares les presten toda la ayuda necesaria… y váyanse ya, rápido, no vaya a hacer cosa que lleguen al estadio demasiado tarde, la situación está complicada y nunca se sabe que puede ocurrir. Ahhh!! Y a los rusos hay que ganarles, confiamos en Ustedes, ¿verdad?

- Este, si, ganaremos e iremos al mundial. Gracias mi general, gracias señor coronel…

Y sigue la jugada…

Chamaco y Galindo preocupados por lo que dijo el Jefe Supremo…”no vaya a hacer cosa que lleguen demasiado tarde”, significa que ¿podrían estar muertos?

Pero ya han pasado la mitad de la cancha con la información dominada y se dirigen al estadio, al sector del arco norte donde la información les indica que están sus compañeros. Comienzan a eludir guardias con la presentación del milagroso carnet, pase y pase y siguen adelante cuando un  sargento mayor los dirige hasta el oficial jefe del campo, en este caso, de concentración, el campo me refiero. Ahí muestran la carta del Jefe Supremo, el oficial la lee, los saluda seriamente y le indica al sargento mayor:

- Sargento, acompañe a estos señores y denle lo que le pidan.

- ¡A su orden mi coronel!

El “Chamaco” y su compañero en el área del equipo enemigo con la información dominada a punto de terminar la jugada en un gran gol.

El sargento mayor, feliz al lado de dos de sus ídolos futbolísticos. Muchachos les dice, antes que nada me van a tener que firmar en esta libretita dos autógrafos para mis hijos que son colocolinos a muerte. Pongan: para Juan y Sergio Matamala a nombre del Colo Colo y la selección nacional. “Chamaco y Galindo”.

El sargento acompañado de un soldado escolta a los dos futbolistas en busca de sus compañeros. La galerias repletas de presos, custodiados por militares bien armados. Varios presos reconocen al Chamaco y se corre la voz…

- ¿a quien buscan Chamaco?

-A Mario Moreno y Hugo Lepe, ¿saben dónde están?

– Si, al lado norte.

La información se confirma y se dirigen acompañados del sargento hacia el lado indicado, cuando una voz llama al Chamaco. ¡Compadre Chamaco!!!! Aquí.

- Hola cumpa, cómo está…chuchas, mal pohhh, también está el Pepe y el Manolo.

-¡A callar! grita el sargento. Siguen entre las hileras de la galería cuando divisan a Moreno y Lepe juntos. Se acercan, se abrazan. Venimos a sacarlos les dice el Chamaco.

–Sargento, estos son, pero también los otros tres… El sargento lo mira sorprendido y el Chamaco le muestra la cartita del Jefe Supremo en donde indica que está autorizado a llevarse las personas que indique….no especifica nada más, así que….Moreno, Lepe y los tres amigos de su población salen como caminando sobre nubes y a hombros del capitán de la selección chilena….el máximo goleador de todos los tiempos, esos fueron sus mejores goles y en el mismo Estadio Nacional repleto de presos políticos….el capitán realizó su mejor regate.



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Pablo Garrido

Chileno, escritor residente en Holanda, autor de libros sobre informática para la educación ("Aprender computación y no perecer en el intento", "Aprender haciendo") una novela "El dolor de ya no ser" que ha sido traducida al alemán; un libro de poemas: "Caminemos, tal vez nos veremos después"; un libro sobre la Reforma Agraria chilena: "Un remezón a la memoria"; un ensayo "Un arlequín en busca de rumbo con todo sus rombos". Es autor de diversos prólogos a libros de autores argentinos. Fue director y editorialista de la revista de arte y cultura "Arlequín". Fundador del Centro de artes y letras "San Telmo". Recibió la medalla al mérito cultural en la Feria del Libro de Buenos Aires por la embajada de Chile en Argentina. Con sus Ediciones "Arlequín de San Telmo" ha editado a más de 50 autores latinoamericanos. Actualmente colaborador de Círculo Dilecto en Holanda y refundador de Ediciones "Arlequín de San Telmo" con lo que ha editado varios libros de autores aregentinos, mexicano e italiano y una antología con varios autores residentes en Holanda. Actualmente trabaja en su segunda novela "Llegó sin permiso" a publicarse próximamente. Es voluntario en Casa Migrante de Amsterdam donde da clases de "Alfabetización informática". Tiene un sitio en la web llamado: www.culturayvideo.com . Su email de contacto es pablogarridob@gmail.com